Si el verano tuviera sabor, sería a sandía recién cortada. Si tuviera forma, sería la curva perfecta de un melón a punto. Y si tuviera mood, sería ese en el que estás medio dormido después de una buena comida, sonrisa a media asta, cara al sol y la boca llena de pepitas.
Hoy venimos a hablarte de las frutas que nos hacen volver a la infancia, al chiringuito y al bronceado perfecto. Pero también, ojo, de cómo pueden ayudarte a cuidar tu piel. Porque sí, los melones y las sandías no solo te refrescan: también te mejoran esa carita que parió mare.